Una princesa más,
    bella y reluciente,
    en redes va,
    buscando me gustas de la gente.

    Seguida por montones,
    su ego se engrandece,
    mas son solo ilusiones,
    castillos de arena que se desvanecen.

    Artista reconocida,
    en la pantalla brillante,
    pero en la vida,
    su presencia no es constante.

    Seguidores fantasmas,
    que no muestran interés,
    la princesa se desencanta,
    de este falso querer.

    Vuelve a lo tradicional,
    ediario y epistolar mantiene,
    audiencia leal y real,
    conexiones genuinas sostiene.

    Esfuerzo y dedicación,
    en cada dicto que escribe,
    más satisfacción,
    de los pocos que la siguen.

    Calidad sobre cantidad,
    la princesa ahora prefiere,
    comunidad de verdad,
    que su arte de corazón quiere.

Esta es una idea que la escuché en un episodio del sonorama de Cal Newport y me hizo mucho ruido, tanto que decidí compartirla.

Las redes sociales buscan mantener nuestra atencion en ellas. Mientras mayor tiempo usemos sus aplicaciones, mayor cantidad de anuncios veremos, y por ende ganarán más dinero. No es difícil de entender, y no es malicioso de ninguna manera. De hecho, cualquiera puede ver en Reels de Instagram como las gentes dicen ‘El algoritmo me conoce’ o similares. En verdad, todos saben cómo funcionan las redes sociales.

La diferencia ahora está en que, principalmente, los artistas (o influencers, como quieras verlo) son los que se están dando cuenta de que esta forma de compartir arte, a través de las redes sociales, no les conviene. Uno pensaría que los artistas, al tener miles de ‘seguidores’, son los que más interesados están en seguir en estas plataformas. Pero no, las redes sociales crean sensaciones falsas, como por ejemplo, al decir que te ‘siguen’ miles de personas. Uno pensaría que estas personas estan deseosas de que subas algo a tu perfil para saber qué hay de nuevo en tu vida o carrera.

La realidad es que lo más probable sea que aquella persona solo te sigue porque apareciste en ‘Sugerencias’, le dio un click en ‘Seguir’ a tu perfil y ya se olvidó de vos. No tenés ‘seguidores’, lo que pensás que es un castillo, es tan siquiera un castillo de arena.

Las personas de a pie y los artistas participan en esta competencia por tener más seguidores. Muchos ya salen de esta rueda de tróglidos que representan las redes. Estamos volviendo a usar ediarios, RSS o similares para volver a tener información sobre gente que realmente nos interesa.

¿Que volver a estas prácticas antiguas requieren más esfuerzo y hay más fricción? Pues sí, pero también es más sano. ¿Qué preferís, estar entumecido haciendo desliz en Instagram o, con esfuerzo, buscar el blog de alguien y guardarlo y visitarlo regularmente para saber si hay alguna novedad? En última instancia, presiento que de verdad querés saber sobre algo o alguien, y que ese contenido será retenido con mayor facilidad.